Anoche te he tocado y te he sentido
sin que mi mano huyera más allá de mi mano,
sin que mi cuerpo huyera, ni mi oído:
de un modo casi humano
te he sentido.
Palpitante,
no sé si como sangre o como nube
errante,
por mi casa, en puntillas, oscuridad que sube,
oscuridad que baja, corriste, centellante.
Corriste por mi casa de madera
sus ventanas abriste
y te sentí latir la noche entera
hija de los abismos, silenciosa,
guerrera, tan terrible, tan hermosa
que todo cuanto existe,
para mí, sin tu llama, no existiera.
Por Gonzalo Rojas
APOYEMOS LA CULTURA
Hace 12 años
0 comentarios:
Publicar un comentario