jueves, 29 de julio de 2010

La lluvia trajo tu sabor a canela

Tu piel canela
al rocío de la mañana
expeliendo aromas naturales.
Tu naturaleza intranquila
me obliga a sentirte,
a tocarte,
a tenerte.
Esta noche lluviosa
te recuerdo hermoso,
natural,
deseable,
tentador rocío que abre tu piel sabrosa
inevitables desnudos,
sentir
sentirte
tener tu piel
acariciar los espacios de tu cuerpo,
de tu suavidad impensable,
impenetrable,
entregado
sorprendentes instintos
que vuelcan un deseo insaciable
por saborear tu canela,
que me hacen sucumbir
una y otra vez en tus aromas,
tu cuerpo, tu sabor,
caigo ante ti,
he caído ante ti,
pero esta lluvia sólo trae recuerdos.

Eres Canela Para Mi Boca
Caminos vacíos llenos de almas en pena sollozando por los rincones, cariños deshechos, finales a medio terminar, sufrimientos gratuitos. Espontaneidad que rompe corazones, que no mide fuerzas, que sobrepasa las limitaciones, que está para confundirse o apoderarse de la impulsividad que nos provoca daño, palabras que cobran vida sólo por ser dichas en un instante y dejan de ser importantes al otro. Palabras que son la espada que atraviesa almas, que las agujera dejando cicatrices imborrables, aún cuando esas heridas sanan. Dicen que el tiempo todo lo cura, pero los recuerdos son imágenes que están ahí, inherentes a los daños vividos, y son quienes nos hacen aprender de los malos momentos. Es aquí cuando aparecen soles, pequeñas lucecitas que iluminan nuestra oscuridad lamentosa para convertirla en la mejor fiesta de la vida.

Azar

Aquello que nos hace coincidir
como dos marionetas en un camino,
que esa noche
bajo la oscuridad otoñal
de un fin de marzo frío,
con luces apagadas
velas iluminantes
guitarras sonantes
y canciones de antaño,
nos hizo chocar fortuitamente
y caminar juntos.

Música con sabor a ti,
a mí,
a nosotros,
con aroma a encuentro
a fugaces miradas
anocheceres solitarios
búsquedas inconclusas.
Noche para amar,
bailar, cantar,
y por qué no, volar.
Flotar al compás de un sol,
de un mi o de un fa enamorado,
de una suave melodía
que anula nuestra distancia,
que nos lleva unidos
a vivir esto nuevo.

Eso, y simplemente eso
que cambia nuestras vidas.
Somos lo que el azar ha hecho de nosotros.

viernes, 23 de julio de 2010

Espacios vacíos

Volaron las palomas
con la brisa
de esa tarde
iluminada por tus pupilas,
sentí como mi cuerpo
se estremeció ante ti
y cómo tu música
hizo bailar mis sensaciones.

Abrí mis ojos
para observarte en plenitud
y descubrí en ti lo más profundo,
me llené de tu sonrisa
y detuve el tic tac del reloj
que apuraba nuestra distancia.

Hoy han vuelto esas palomas
con su brisa solitaria,
espacios vacíos y ruidos amargos,
han vuelto sin tu mirada,
sin tus melodías,
sin tiempo,
sin distancia,
han vuelto sin ti
y sin mí.

domingo, 2 de mayo de 2010

A veces te extraño

Cuando camino por la calle
y te veo en todos lados.
Cuando tú aroma llena los espacios.
Cuando abro los ojos por la mañana
y veo mi cama vacía.
Cuando busco tu mano,
y sólo encuentro el frío aire rozándola.
Te extraño.

Cuando el lugar del lado se encuentra vacío.
Cuando no hay quien llene ese espacio.
Cuando busco una mirada penetrante,
mis ojos siguen esperándote.
Te extraño.

Cuando aparecen los recuerdos y las sonrisas,
y no hay quien sonría a mi lado.
Cuando mis manos se enfrían
y sobrevienen los escalofriós.
Cuando escucho esa canción
y tú voz no es la que canta.
Te extraño.

A veces te extraño,
pero la verdad es que me siento sola.

Por Cami Morán

jueves, 4 de marzo de 2010

Sin estar presente

Sueles aparecer en mi mente
En este día frío
Momento tras momento
Durante cada segundo
Por toda la noche
Por cada gota de lluvia.

Eres aquello que no se escapa,
Eres aquello que siempre está presente,
Eres quien me quita la concentración,
Quien con nombrar
Me quita el aliento,
Quien refleja su rostro
En cada nube,
En cada rayo de sol,
En cada gota,
En cada viento.

Sueles aparecer en mi cuarto
Noche a noche
Momento tras momento
Como si quisieras tocarme.
Siento el calor de tu piel
Aunque no estés aquí.

Bebo soledad de tu ausencia.

Por Camila Morán

miércoles, 24 de febrero de 2010

Soledad

Sigilosa entra por mi ventana
Para alojarse conmigo
Para dormir a mi lado
Y recordarme
Que es todo lo que tengo.
Para invadirme,
Matarme
Y revivirme a cada instante.
Para estremecerme,
Como aquel viento primaveral que nos unió
Y abofetearme,
Como la tormenta de aquella tarde de invierno.
Para alimentar soliloquios tristes
Producir un sinfín de lamentaciones
Y pensamientos vagos.
Para hacer que me culpe
Y darme tiempo de culparlos.

Para reinventarme y entender
Que sigo y seguiré,
Siendo la misma.

Por Camila Morán